Para muchos estudiosos, la era Deng Xiaoping (1978) está siendo reemplazada por la era de Xi Jimping. Se dice que el primero promovió el liderazgo colectivo y la apertura al mercado, mientras que el segundo se empeña en consolidar el culto a la personalidad y tiene bajo control el mercado, casi en los términos de Mao. Ahora importa el color del gato, no es suficiente que cace ratones.

Ahora importa definir el “socialismo con características chinas” y salir de aquel escenario donde la apertura y la diplomacia externa de bajo perfil se combinaban casi de manera invisible. Hoy día el protagonismo de China cobra dimensiones globales y es parte de la disputa por la hegemonía mundial.

En ese marco, el informe del Secretario General del Partido Comunista de China (PCCh) y Presidente de la República Popular China, Xi Jinping, destacó tres de sus mayores logros en esta era:

• Avances sustantivos en la erradicación de la pobreza extrema

• Capacidad de exploración del espacio ultraterrestre.

• Haber convertido a China en el principal socio comercial de 140 países.

Para ello, lejos de renunciar al Marxismo (Propiedad social y mercado), le devuelve vigencia para “adecuar sus tesis fundamentales” a la realidad china y superar los problemas de gobernabilidad bajo la dirección central del PCCh. En el capitalismo (Propiedad privada y mercado) no existe esa contradicción (gobernabilidad/propiedad social) en tanto la gobernabilidad deriva de la concentración del poder económico con capacidad de someter la “democracia” y oprimir impunemnete al trabajador mediante “la Ley” o la represión.

Cada decisión de China y su gobierno, con una economía que disputa la hegemonía mundial con EEUU, se toma luego de un exhaustivo análisis de implicancias internas y externas. El ejercicio del poder político no es el que se practica en los regímenes “democráticos” de occidente, donde priman los intereses económicos y financieros dominantes, sino uno donde prima la “voluntad de la mayoría” canalizada por el poderoso PCCH. Mientras en occidente el Estado se pone al servicio de los poderes fácticos, en China responde a las orientaciones del PCCh que, en “representación de las masas”, controla el Estado y el poderoso sistema público empresarial como eje central de la economía china.

Esa economía, dirigida por el Estado y un sistema público empresarial, ha tenido un ritmo de crecimiento por encima del 8%, promedio, durante más de 20 años, beneficiando a su población y generando un aparato tecnológico de primer nivel (5G, Big Data, Inteligencia Artificial, etc.) que ha permitido duplicar la renta per cápita en los últimos 10 años, meta impensable en condiciones del capitalismo neoliberal. El desafío chino consiste en asegurar que, cualquier avance tecnológico, sirva para beneficiar a la mayoría de la población, especialmente la más pobre.

La adaptación del marxismo a la realidad china no es sino, según palabras de Xi Jinping, la democracia socialista, no solo en lo político institucional, sino en el terreno de la transformación, la productividad y competitividad interna y externa. Ese es el reto del gobierno chino que, entre otros, supone promover y consolidar la confianza entre el pueblo chino y el PC que, por su encargo, administra y dirige el Estado.

Como no podía ser de otra manera, el XX Congreso Nacional del PCCh concluyó consolidando el liderazgo de Xi Jinping, incluso con desalojos de líderes que tuvieron expresiones disidentes, incluyendo disposiciones para modificar la Constitución acorde a los nuevos tiempos. No hay otro camino, según los acuerdos adoptados, que la construcción de un “país socialista moderno”.

Lima, 22 de octubre de 2022

https://www.eleconomista.com.mx/opinion/Que-paso-con-la-economia-de-China-20221018-0006.html

https://www.france24.com/es/asia-pac%C3%ADfico/20221015-el-xx-congreso-del-partido-comunista-chino-un-momento-decisivo-para-xi-jingping

https://www.telesurtv.net/news/china-concluye-vigesimo-congreso-partido-comunista-20221022-0001.html