COLOMBIA y CHILE
¡Paro Nacional y Asamblea Constituyente!
Van 14 días de protesta popular en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y en todo el territorio colombiano. La tiranía de un gobierno que se dice democrático y que, a la vez, desprecia sus principios, ha cobrado más de 40 muertos y cuando menos 300 heridos. En chile, luego de una prolongada lucha popular, este 15 de mayor eligen su Convención Constitucional.
Van 14 días de protesta popular en Bogotá, Cali, Medellín, Barranquilla y en todo el territorio colombiano. La tiranía de un gobierno que se dice democrático y que, a la vez, desprecia sus principios, ha cobrado más de 40 muertos y cuando menos 300 heridos, con armas de fuego usadas por las fuerzas policiales y elementos privados que recuerdan a los paramilitares uribistas. A la fecha se tiene registradas 963 detenciones arbitrarias, 170 desaparecidos y 12 víctimas de violencia sexual. Ese es el saldo de la democracia de Iván Duque, presidente de Colombia.
Arrinconado políticamente, retiró su propuesta de Reforma Tributaria buscando neutralizar la movilización política y social que había desencadenado. Al no lograrlo y, encima, al negarse a sentarse en una mesa de negociación con el Comité Nacional del Paro, arremete con más represión a la protesta popular exhibiendo su perfil fascista al considerar que Colombia “está en una situación de guerra”, por lo que no es posible negociar acuerdos.
Parecido pero diferentes
Sí, en cierto modo y contenido. En ambos países los procesos políticos y sociales tienen aspectos similares y otros que los diferencia. Por ejemplo, en Chile terminó las movilizaciones dando nacimiento a la Plaza Dignidad, sobre la antigua Plaza Italia. Mientras que, en Colombia, específicamente en Cali, centro neurálgico de las movilizaciones, se creó la “loma de la dignidad”, donde los indígenas Misak tiraron al suelo la estatua del conquistador español Sebastián de Belalcázar, el Francisco Pizarro de Lima, Perú, en señal de rechazo a los símbolos de colonialismo que aún perviven en el país.
Las protestas populares en los dos países se originaron en respuesta a medidas antipopulares en el campo económico, social y tributario. En Chile, colmó el vaso del descontento popular el aumento de tarifas en el metro; mientras que en Colombia lo hizo una propuesta de Reforma Tributaria que soslayaba las obligaciones de los más ricos.
En ambos procesos, bajo los elementos de conflicto mencionados, estaba en cuestión el modelo económico neoliberal como parte de su etapa global de agotamiento. Esta situación se hace evidente cuando, a la par que se anula los espacios de diálogo, el abuso y la prepotencia del Estado se instala en su lugar con el propósito de seguir manteniendo privilegios para pocos y carencia para muchos, situación de desigualdad sin precedentes que hace insostenible al sistema.
Duque y Piñera, confiados en el “monopolio del poder y la violencia” que ostentaban, fueron incapaces de construir espacios de diálogo, con interlocutores válidos y validados por la ciudadanía que hubieran ayudado a responder las demandas populares en acción. Al contrario, estigmatizaron la oposición hasta el absurdo de decir que las movilizaciones estaban siendo financiados por el chavismo. Nada de eso les sirvió para detener la protesta, tampoco para evitar su aislamiento interno y externo era irreversible.
Pero también hay diferencias, sobre todo en los objetivos de los movimientos políticos y sociales. En Chile se puso en primer lugar, como potente factor de unidad en la lucha, terminar con el modelo pinochetista blindado por la Constitución de 1980. Había que terminar con el oprobio del pasado y mirar el futuro con nuevas cartas generacionales. De allí la necesidad de la Convención Constituyente que se elige el 15 de mayo de 2021. Según los historiadores chilenos, es la primera vez que se redactará una Constitución después de 200 años de vida republicana. Además de este acontecimiento, este año se elige nuevo presidente y nuevo congreso. Eso podría diluir, en cierto modo, las tensiones aún presentes.
En Colombia, los procesos políticos y sociales se desenvuelven sin elecciones adportas. Es una lucha que tiene que ver con la supervivencia y el respeto por la dignidad humana. A diferencia de Chile, que también uso la represión, en Colombia la violencia de Estado fue brutal y ejecutada de manera expeditiva, como si acallar las voces de protesta masiva fuera una prioridad absoluta. Los registros de muertos en Chile (34 muertos en 150 días de lucha) y Colombia (40 muertos en 12 días de lucha) evidencia la brutalidad de la represión.
Una diferencia importante que los analistas suelen soslayar es la estructura económica y social de ambos países, tan distintas como la relación entre campo y ciudad. Por eso, el eje de la protesta en Chile fue Santiago, mientras que en Colombia fue Cali (Valle del Cauca), ciudad intermedia que creció con la masiva migración campesina resultado de la represión indiscriminada del régimen de Uribe y los paramilitares que puso en acción, de allí la fama “antiuribista” de Cali.
¿Y las izquierdas?
Es una realizad que entusiasma ver que en Latinoamérica, las nuevas generaciones han decidido “dar la cara” protestando contra el modelo y sus consecuencias en las mayorías. Esto se ha hecho visible de manera irrefutable en Chile y Colombia, podríamos decir que el Perú (tradicionalmente conservador), en primera vuelta de sus elecciones 2021, va por ese camino.
Quienes dan la cara, sin embargo, no son hombres y mujeres que se mueven sin soporte ni herramientas políticas e ideológicas. Al contrario, saben que sin ellas sería imposible vencer el dominio de la derecha. Por tanto, la oposición exitosa a quienes controlan el Estado en Chile y en Colombia, la ultraderecha, ha traído de vuelta estructuras partidarias de izquierda que el neoliberalismo había logrado invisibilizar, cuando no estigmatizar, hasta el punto del desprestigio.
En ambos países, a diferencia de lo que ocurría en Ecuador, Bolivia, Argentina y la propia Venezuela, la izquierda fue obligada a mantenerse en los márgenes del qué hacer político mientras la derecha, en sus diversas expresiones, hegemonizaba todos los espacios. Los movimientos sociales que hoy sacuden viejas estructuras de poder, han creado las condiciones propicias para el retorno acelerado de las izquierdas, muchas de ellas cargadas de espíritu renovador y dispuestas a romper con estilos del pasado y conscientes de que escuchar al pueblo, estar en sintonía con sus aspiraciones, es la tarea del presente. Es la clave si la aspiración de esa nueva izquierda es liderar procesos políticos como los que viven ahora.
"Por la vida, la salud y la democracia" o "No a la reforma tributaria". Eran las consignas que inundaron las calles de las principales ciudades de Colombia. Por una “nueva constitución”, es la consigna que inunda calles y plazas en Chile.
Lima, 13 de mayo de 2021
https://www.eluniverso.com/noticias/internacional/reforma-tributaria-genera-protestas-en-varias-ciudades-de-colombia-nota/
https://colombia.as.com/colombia/2021/05/12/actualidad/1620824745_498717.html
https://www.bbc.com/mundo/noticias-america-latina-57024834