En un marco político-social-sanitario caracterizado como dramático, Ecuador se apresta a elegir, entre 16 candidatos, a su nuevo presidente el 7 de febrero. El correísmo, ese fantasma que le quitó el sueño a Lenin Moreno, parece estar de vuelta. El candidato Andrés Aráuz, declarado izquierdista y delfín de Rafael Correa, es el probable ganador de las elecciones. Lo haría en primera vuelta si alcanza más del 40% de los votas y está a más de 10 puntos del segundo. Si esto no ocurre, el 11 de abril se daría la segunda vuelta. 

Su programa, a diferencia de discursos gaseosos que menudea en la izquierda latinoamericana, es sencillo y de fácil comprensión. Por ejemplo, Aráuz dice que su primera medida de gobierno será dejar sin efecto el acuerdo entreguista de Moreno con EEUU que, a cambio de un crédito de 3500 millones de dólares, obliga a Ecuador a privatizar sus activos petroleros y de infraestructura, además le prohíbe adquirir tecnología china.

En el campo de la economía promete apoyo a la industrialización y el agro, en un marco de diversificación productiva, poniendo en cuestión el extractivismo que no solo ha depredado recursos sino ha generado una economía con alta concentración de riqueza y pérdida de millones de puestos de trabajo. ¡No más dependencia de petróleo!

Señala también, sin eufemismos, que el feminismo será parte de su estrategia de gobierno, lo mismo que el ecologismo y pueblos indígenas, campos en los que Rafael Correa tiene un déficit que le pasó factura en su momento. Son horas de lecciones aprendidas.

Y si de algo concreto se trata, en atención a la pandemia, Aráuz dice que dará mil dólares de subsidio a un millón de familias y reestructurará deudas de consumo y servicios de todos los ecuatorianos.

En cuanto a las proyecciones de los resultados electorales, todas las encuestas dan por ganador a Andrés Aráuz con porcentajes cercanos al 35% (promedio de 6 encuestadoras). Ni siquiera la encuestadora de Guillermo Lasso, segundo en la carrera (23%), pone en duda este hecho. Claro, La estrategia de Lasso es mostrarse como el segundo con posibilidades reales de disputar el triunfo, en primera o segunda vuelta, pese a su total vinculación con el desprestigiado régimen de L. Moreno que apenas bordea el 10% de aprobación.

En tercer lugar, va Yaku Pérez (15%) del movimiento indígena Pachakutik, declarado anticorreista que, en esa postura, se pone al lado de Lasso. Aun cuando podría haber sorpresas con el “voto escondido” (casi 35% de indecisos), como ocurrió con Luis Arce en Bolivia, todas las opiniones de analistas locales coinciden en que habrá segunda vuelta el 11 de abril de 2021.

Impactos en Latinoamérica si gana Aráuz

• El tablero geopolítico latinoamericano se modificaría en favor de corrientes progresistas y de izquierda. Junto a Nicaragua (Daniel Ortega), México (López Obrador), Argentina (Alberto Fernández) y Bolivia (Luís Arce), Ecuador (Andrés Aráuz) se sumaría a una correlación donde la lucha contra el bloqueo de Venezuela y Cuba, tendría mejor clima.

• Sin duda, el triunfo de Aráuz tendrá impacto en lo que ocurra en Chile y el Perú, cuando el 11 de abril se elija la Convención Constituyente y el nuevo presidente, respectivamente. Parece claro que las fuerzas de izquierda tendrían más oxígeno.

• En ese escenario, aparece como probable el relanzamiento de UNASUR, rescate de la cadena de TELESUR. Asimismo, se repotenciaría el grupo ALBA mientras el Grupo de Lima y la Alianza del Pacífico enfrentarán procesos de supervivencia.

• La OEA, el ministerio de las colonias de EEUU, tendrá miembros mucho más cuestionadores del desempeño de esta institución.

• Dura prueba para BIDEN. Reconstruir relaciones internacionales en un nuevo escenario latinoamericano. Su política ambiental, diametralmente distinta a Trump, podría darle espacios en los cuales se puede cooperar sin necesidad de imponer.

Lima, 05 de febrero de 2021