Solo en los últimos 6 meses de 2014, el precio del petróleo se vino en picada: de 100 a 55 dólares, aprox, el barril. ¿Esto no se lo esperaba nadie? Eso dicen algunos interesados, pero EEUU sabía lo que se venía, pues era parte del juego estratégico para cercar a Rusia.   

En el mundo se producen 90 millones de barriles al día. ¿Esto es una situación de sobreproducción? ¿O es una combinación de demandas decrecientes con lentos procesos de recuperación de las economías importadoras del crudo? Todo indica que hay elementos de ambas cosas.  Por el momento, en términos muy gruesos, lo más evidente es que los exportadores de petróleo pierden, mientras que los países importadores ganan.

Veamos. La débil recuperación económica a nivel mundial, especialmente de EEUU y la UE, no genera niveles de demanda del crudo que evitaría la caída de su precio, hecho que se aprecia en las estimaciones mundiales de crecimiento de la demanda del crudo en órdenes del 1.3% para 2015 y 1.0% para 2016. China tendrá un demanda ligeramente creciente, pero en los países de la OCDE y LA, sus proyecciones de demanda se acercan a 0% en 2016.

Sumado a lo dicho, la reciente oferta estadounidense de petróleo desde 2013, casi 2 millones de barriles diarios, así como la producción anti ambiental del esquisto, ha empujado deliberadamente a la baja de los precios, agudizando la situación en un escenario donde los grandes consumidores de crudo no logren recuperar niveles de producción previos a la crisis de 2008-09.

El uso creciente del gas en lugar de petróleo en distintas aplicaciones, es también una causa para la caída de los precios.

Si bien esta situación beneficia a los países importadores, en general, China se beneficia de una manera particular, pues cada dólar que baja el precio, ahorra 2.1 billones de dólares al año. Mientras que en EEUU (mayor productor, consumidor e importador de petróleo del mundo) los precios bajos le permiten crecer un 0.1%. Rusia capeará el temporal con sus enormes reservas internacionales netas que alcanzan la cifra de 454 billones hasta cambiar su matriz de comercio exterior de su petróleo.

Así que, si EEUU creía que tenía a Rusia a su merced con esta jugarreta petrolera, se equivocó. 

Lima, 12 de febrero de 2015.